martes, 7 de diciembre de 2010

¡Qué gran poder mental!

Imagínense la escena: Hace rato que le habían llevado la escalera, pero se cayó cuando se dio cuenta de que se mantenía en el aire solamente agarradito de la brocha. ¡Qué gran poder mental!

Cuando la muchachita que escribe me viene con esas parábolas, cuentos, comparaciones o como decimos en mi campo: embelecos… trae cola la metáfora. Y como siempre, logró lo que quería, dejarme pensando. Mientras mascaba yerba y chequeaba al cabrito pinto que trajeron a la finca, me preguntaba:

¿Cuántas veces no les ha sucedido lo mismo? Siguen “contando” con una relación que no existe, que no funciona, que se había deshecho mucho antes de haberse acabado. Y aun acabada, necesitan la ilusión de que continúa ahí, como bola de humo tóxica, pues no es más que eso. ¿Tan sola se siente la raza humana que prefiere la ilusión de tener al lado a alguien que le hace daño a la idea de estar sin pareja? Nadie está exento de eso, lo he visto muchas veces. No tiene que ver con género, ingresos o inteligencia.

¿Cuál es la conexión? ¿A qué hilo se le amarran a la gente esas cosas, que les resulta tan difícil cortarlas? ¿Dependencia emocional? ¿Necesidad de creer que le importan a alguien? Otra vez, ¿de qué no están solos? Y lo peor es que le echan la culpa al corazón. Las emociones están en la mente y es ahí donde hay que sanarlas. Ni reprimirlas ni controlarlas, manejarlas.

Ummm, se me ocurre semejante dinámica desde otro ángulo: es lo mismo que sucede cada cuatro años en las elecciones, están tan dispuestos a creerse la ilusión de que alguien cuida por sus derechos, por su bienestar, por su futuro, que votan por cada inepto, bruto, bailarín/a exótico/a, brujo, déspota o drogadicto. ¿Y saben qué sucede en la siguiente elección? ¡Pues los re eligen! Es la misma relación de dependencia.

Volviendo a la “escalera” de relaciones dañinas y a la “brocha” de querer seguir creyendo en ellas… son muchas las preguntas y tan pocas las respuestas. Hasta el día que te saturas, que lo vomitas o que te enamoras otra vez. Pero mientras el tiempo hace su trabajo y sanas porque te hartas o llega ese nuevo amor, es importante un detalle: no hay que entenderlo todo, no hay que identificar el cable que te mantiene conectado/a a una relación malsana y destructiva. Basta con no contestar el teléfono, con no responder los correos, con no acudir a la cita.

domingo, 3 de octubre de 2010

No es lo mismo…

Andaba yo balando entre dientes, indecisa sobre qué dictarle a la escritora. Tanto vacilé que se me fue septiembre y no posteé nada. Es que no es lo mismo moverse que ir hacia algún lado. Sabia forma de expresarlo tuvo una amiga querida y excelente escritora: “No paro todo el día, pero no estoy creando, ni cuentos ni vida”. Gracias Gloria.
Recordé algo que escribió hace tiempo la muchachita esta y que no se atrevería a llamar poesía, para que los poetas no se ofendan (yo, PEPA, siempre he pensado que el secreto para ser poeta es decir las cosas de forma que nadie las entienda). Bueno, sin buscar más bulla, aquí les dejo….

Confusión
© Haydée Zayas-Ramos

Es tan fácil confundir
El pensar con no hacer nada
El callar con no tener que decir
El reír con la alegría
El dormir con descansar
Se confunde a cada rato
El silencio con orar
Ir a la iglesia con la fe
La ayuda con manipulación
Quedarse con estar estancado
La depresión con la paz
Nunca debes confundir
El no poder hacer más
Con la indiferencia o la desidia
La bondad con la bobada
La generosidad con las sobras
La beldad con la verdad
Que a veces la beldad
Por dentro es fea
Y la verdad, en ocasiones, duele
Es grotesca y burlona
Aunque al final siempre es bonita.
Es tan fácil confundir
El decir la última palabra
Con tener la razón
El ceder con ser tonto
El asentir con estar de acuerdo.
Al final, hasta la confusión
Es tan confusa.
¿Cómo separar la realidad
de la fantasía?
Lo correcto de lo indebido
La ayuda de la indiscreción.
Cuando descubras la respuesta
Dila, grítala, escríbela, cántala
No te la guardes por indiferente
Pensando que a nadie le importa
No cometas el error de confundir
La inseguridad con la apatía.

domingo, 29 de agosto de 2010

Feminista "light "

Estaba la escritora leyéndole un cuento a su sobrina de 8 años, La princesa vestida con una bolsa de papel, de Robert Munsch (Robertito para nosotros). Según lo que recuerdo, el cuento más o menos iba así: la princesa andaba riéndose sola y suspirando por un príncipe y se iban a casar. Pero vino un dragón, de esos de aliento tan apestoso que botan fuego y le quemó el castillo, los hermosos vestidos y se llevó a su príncipe. Elizabeth, así se llamaba la princesa, solo encontró una bolsa de papel para cubrirse y con ese atuendo se fue tras el dragón. Sobra decir que con su astucia e inteligencia cansó al dragón, tanto, que se quedó dormido y ella pudo rescatar a su príncipe.
Hasta aquí la historia ya me gustaba. Una chica decidida, que luego de los cinco minutos que uno siempre debe darse para llorar, tomó acción.
Ah, pero cuál no sería la sorpresa de Elizabeth cuando el príncipe en vez de recibirla con agradecimiento, le cuestiona que ande en esa facha y con la cara sucia.
En este punto yo pensé: ¡pero qué príncipe mas cabrón!
Sentí un alivio inmenso cuando la sobrinita preguntó: ̶ ¿Ella lo mandó al caramba, verdad?
Comencé a brincar y a correr por todo el patio. ¡Hay esperanza, hay esperanza! Sentí como se me hincharon los cuernos de orgullo y tranquilidad.
Coincide la lectura de La princesa vestida con una bolsa de papel con la de Caperucita y el lobo machista, escrita por Arturo Pérez Reverte (www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/538/caperucita-y-el-lobo-machista/). En esta historia caperucita (aquí la adapto al vocabulario puertorriqueño) vive de los cupones y el desempleo, es inmigrante ilegal, lleva uñas postizas, el sobrepeso en la cintura y es madre soltera. Se dirige a casa de la abuelita, que vive sola desde que el abuelito le dio una pela de madre a Caperucita, por malcriá y bocona y Caperucita lo denunció por maltrato infantil. Ahora el abuelito está preso y sufre las consecuencias de doblarse a coger el jabón del piso cada dos por tres. Bueno, iba Caperucita por el bosque a ver a la abuelita y se encuentra con el lobo (un lobo chuchin, con trencitas, mucho bling bling y flow), y él quiere saber a dónde va y ella le responde ̶ a donde me da la puñetera gana. ̶ El lobo se enoja y en venganza, luego de una intolerable violencia de género, se come a la abuela y luego a Caperucita, pero ya saben, llega una pareja de cazador y cazadora y él, siempre tan agresivo, quiere matarlo, pero ella no lo deja, por ser un animal en peligro de extinción.
Bueno, esto me sirvió para descubrir algo de mí (¡a esta tierna edad!): soy feminista “light”. O sea, que si la situación lo amerita, debemos asumir posturas o tomar acciones extremas, PERO esto no debe ser una posición inflexible.
¿Qué hacer si tu pareja te trata como basura? Pues dejarlo, por supuesto (más abajo vive gente…). Pero tampoco se trata –digo yo- de sumirse en una postura tan radical y opuesta a la boba-de-la-película que pierdas de perspectiva las cosas lindas de ser hembra.
Que si yo me pusiera ropa y pudiera andar por ahí, me iba a Marshalls con Jacinta Marín (www.losimeilsdejacinta.com/), me compraba unos buenos mahones y una blusa pegadita y me unía a su Guerrilla Agrícola.

lunes, 2 de agosto de 2010

¿Por qué las gallinas son tan maravillosas?

Sucede que la escritora, esa, a la que le dicto mis ideas y una de sus decenas de primas, estaban conversando en su terraza. De fondo tenían un atardecer colorido, brisa fresca y dos botellas de vino. Intentaban descifrar los enigmas más recónditos en el universo, las personas, el corazón y la mente humana. Y yo me dije, PEPA, estas acabarán borrachas, llorando y hablando de hombres. De todas formas les di el beneficio de la duda… Las escuchaba, mientras me hacía la desentendida, y mascaba yerba sin prisa. Ensartaban los porqués uno detrás del otro, como si fueran pepitas en un collar de camándulas.

El tono de la conversación y la seriedad de las dudas subían y bajaba como una montaña rusa. Desde las interrogantes más sublimes hasta las más banales. Incluyendo las más serias hasta las que provocan risa. Pasando por las preguntas obvias y por las que no tienen respuestas. Sin olvidar los asuntos regionales ni los internacionales.

¿Y por qué se murió Willie, la única esperanza de enderezar a este país? ¿Por qué los hombres dicen que te llaman después y ese después no es en un par de horas, como haría una persona razonable, sino en algún momento, antes de morirse? ¿Por qué Angelina Jolie es más… peor que las cabras y en ella es glamoroso y en el resto no? ¿Qué hace que una mujer maltratada siga al lado de su agresor? Tiene que haber vida en otros planetas, imposible que las condiciones idóneas se den solamente en la Tierra, ¿verdad? ¡Claro! Estoy segura que la maestra de química que tuve en séptimo grado era marciana. ¿Has visto la serie de reportajes del periódico el país? Los agujeros negros del planeta. ¿Por qué habrá pobreza tan extrema? ¿Cómo es posible que haya en Bangladesh alrededor de 700,000 niños viviendo en la calle? ¿Por qué hay que reírse siempre para las fotos? Ahora dicen que Cristiano Ronaldo es gay. ¡Ja! Yo lo sabía. Cuando lo vi en un vídeo en YouTube corriendo y jugando con los perros en la piscina de su casa, le vi el cantito afeminado. ¿Y que hacías tu ligando a Cristiano en YouTube? Cultura popular, eso es cultura popular.

Echándose en la copa lo que quedaba en el culito de la segunda botella de vino, la prima tuvo un momento de profunda inspiración y soltó esta pregunta: ¿Por qué las gallinas son tan maravillosas? Sin restarle mérito a las preguntas serias y profundas que surgieron en esa velada esotérica, holística y ecléctica… ¡Por fin formularon una para la cual tengo respuesta! ¿Qué por qué las gallinas son tan maravillosas? Porque mientras más gordas las caderas y mas flacas las patas se consideran más bonitas. Porque mientras más movimiento y sandungueo al caminar, lejos de ser vulgar, mas estirpe tiene la emplumada. Porque aprecian a las más viejas por su excelente caldo y por si fuera poco, está muy bien visto que cacareen a todo pulmón cuando el gallo las pisa. ¡Por eso las gallinas son tan maravillosas!

sábado, 3 de julio de 2010

HAY QUE ANDARSE CON CUIDADO

Con cada anillito que le crece a mis cuernos aprendo más. Hay que andarse con cuidado con eso de la edad y la apariencia. Que no es broma, que la vida empieza a los cuarenta. Pero como les espetan la idea de que solo se es feliz siendo joven, de piel tersa y firme y con un príncipe al lado, pues… jódanse. Yo cada vez que alcanzo un libro tipo la Juana Boba y los siete complejos, me los como página a página, ¡y con un gusto!

Hay que ser atlética, hay que ser de piel clara, hay que ser recatada, hay que ser de su casa, hay que ser sumisa, hay que casarse antes de los treinta. HAY QUE ANDARSE CON CUIDADO y no creer todo lo que dicen los libros, todo lo que venden las revistas, todo lo que anuncia la TV, todo lo que pregunta o insinúa la chismosa de la familia, la entrometida del barrio, la envidiosa de la oficina. A mí que no me vengan con eso de que soy facilita porque he tenido muchos maridos. ¡Si supieran que no he tenido todos los cabros que me habría gustado!

Ojo, que tampoco hay que irse al otro extremo, que si nos convertimos en anti-princesas para demostrar el punto, podríamos ser tan infelices como la noble atrapada en el castillo. La postura intransigente sería la torre, y la terquedad, el dragón que nos impediría escapar. Y ese dragón solo podría ser vencido por uno mismo; y resulta mucho más fácil echarle la culpa a otro que vencer nuestros dragones.

Ese fino balance entre la princesa mojigata y la anti-princesa guerrera solo se alcanza con los 40. A algunas les llega esa madurez de cuatro décadas a los veinte. Otras la alcanzan a los sesenta. Hay algunas que jamás se enteran. Lo que digo es que mientras mejor nos conozcamos, más seguras estaremos de nosotras mismas. Esa es la clave de la valentía. De atreverse a vivir la vida a nuestro propio ritmo, a nuestro paso, establecer nuestras prioridades, gustos y predilecciones. Abrazar la edad, las etapas y lo que venga con ellas. Que después, ¿quién te quita lo baila’o?

Además, hay tantas cosas que son relativas. En mí, los cuernos son un símbolo de elegancia, madurez, conocimiento. En otras, bueno ya sabemos… Otro ejemplo: ¿no se considera que el mejor pedazo de carne es el más tierno? El otro día estaba una conocida, con la sobrina en su casa. ¡Tan linda! En un momento de ternura le pide a la titi permiso para acostarse en el mueble sobre su falda, usándola de almohada. Acurruca su cabecita en los muslos de la tía y le dice con admiración y agrado ̶ ¡ay titi, tu eres blandita! ̶ La tía no la tiró al piso de un empujón, porque recordó que no tenía hielo para ponerle luego en el golpe.

Recuerden que se tolera lo que no se soporta. Hay que apreciar las diferencias. Y eso empieza por nosotras mismas.

sábado, 5 de junio de 2010

Linaje, abolengo y mancha de plátano


En un lugar de Málaga, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía…

La verdad sea dicha, sí hace mucho, mucho tiempo que vivió una cabra por aquellos lares, de raza malagueña pura. Cuentan unos que se paseaba entre el Río Campanillas y el Barranco del Sol, pasando por Almogía. En verdad os digo que debía ser prodigiosa para recorrer tales distancias en un solo día. Otros añaden, sin contradecir lo ya escrito, que no se pueden contar las generaciones anteriores a ella que han vivido en esas tierras.

Vamos, que nuestra ilustre Pepa y Málaga son una, aunque haya nacido en Puerto Rico. Y para quien ose insertar un atisbo de duda acerca de su linaje, aquí les presenta una prueba. ¿En quién creen que se inspiró aquel socarrón ventero cuando decidió burlarse del ilustre caballero y seguirle el humor? Pues en un antepasado de Pepa: “…y que él, ansimesmo, en los años de su mocedad, se había dado a aquel honroso ejercicio, andando por diversas partes del mundo, buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los Percheles de Málaga…”

Gusta contar Pepa que por los alrededores de la venta quienes paseaban a su antojo eran cabras. Que justamente cuanto el ventero miró a una de ellas se le ocurrió toda la broma. Hallen ustedes la conexión. Yo solo me limito a transcribir. Llegado a este punto, tímidamente susurré: ̶ lo encuentro confuso, ¿la Mancha y Málaga son vecinas? La respuesta es impublicable, pero según la cabra, tal es su abolengo.

Ahí no se detiene. Cuando se presentó la oportunidad de explorar “nuevas tierras” no hubo espacio para la indecisión o el arrepentimiento. Aunque el propio Colón hubiera querido bajarla del barco, ya una abuela, de la abuela, de la abuela, de la abuela de Pepa estaba montada. Cierto que su amor por Málaga era incalculable; tanto como su sed de aventura. Valerosas y decididas las cabras de la familia de Pepa, sin duda.

Gusta de imaginar -en este detalle no tiene “certeza”- que cuando llegó el barco a las costas Borinqueñas ya esa primera cabra Malagueña traía vida en su vientre. Algunas generaciones después, sin haber sido fiel a la raza, nacía la primera criolla Puertoriqueñis Satis. Una de esas es Pepa. Pura puertorriqueña, pero con el amor por España más fuerte que ella.

Una de mis hermanas quiso saber porqué a todas las cabras del mundo (bueno, las de su mundo en un campo de Puerto Rico) las nombraban PEPA. Mi madre fue solemne en su afirmación –porque ese era el nombre de la primera mujer a la que le pusieron los cuernos.

Satisfecha con la respuesta la niña se fue a jugar y Pepa en el patio se sacudía de espanto por la respuesta. Ya no hubo remedio… ese día el linaje y abolengo de Pepa quedó bañado con mancha de plátano puertorriqueña.

sábado, 3 de abril de 2010

Bienvenidos a las Crónicas de PEPA


Soy Haydee Zayas, la escritora. Afortunadamente no conozco la sensación de “no se me ocurre tema para escribir”. Lo he dicho infinidad de veces: “Imaginación no me falta, lo que me falta es tiempo”. Hay que trabajar (suspiro).
Creo firmemente en la escritura creativa como método de sanación. Mi tiempo libre se divide entre trabajo voluntario por esa línea y escribir, escribir, escribir. Doy clases de escritura creativa en una cárcel de máxima seguridad y en campamentos de verano para niños. Esto último he tenido la oportunidad de hacerlo en Broward y Miami, Florida, en Nassau, Bahamas y en Caguas, Puerto Rico.
El ciclo de talleres en la cárcel tomará un receso, así que me dedicaré a darles talleres a jóvenes. He incursionado poco en la lectura y escritura juvenil, hará falta valentía y muchos deseos de aprender. Intuyo que los adolescentes me ensenarán mucho. ¡Necesito esa energía!
Aquí solamente soy la escribana. Este es el blog de PEPA -la de la foto-. Ella hablará de lo que le dé la gana. Los invito a acompañarla y seguirla; para que se enteren y la controlen. Nunca se sabe con PEPA.
Hablen con ella, cuestiónenla, rétenla y ríanse (o lloren) juntos. A ella le gusta.
¡Bienvenidos a las Crónicas de PEPA!

Crónicas de PEPA

El comienzo

Soy parte de un gremio antiguo. Ejerzo un oficio artesanal, en el que nada es nuevo. Todo se ha hecho. Todo se ha dicho. Si no hay novedades, ¿cómo se distinguen las buenas de las regulares? ¿Cómo saber quien descuella? Cierto es que siempre hay unas con más habilidades que otras. Más arriesgadas, atrevidas, transgresoras de normas, más audaces, o… llanamente con más talento.

Soy escritora. ¡Aja! Apuesto que habían pensado otra cosa.

Pero aquí no pintaré mucho. Este blog no es mío, es de PEPA, ella es la que manda. Es quien me dictará qué escribir. Ha decidido que se actualizará el blog cada quince días, salvo que algo le llame poderosamente la atención y “la jefa” estime meritorio expresarse al respecto inmediatamente. No es mucho lo que puedo anticiparles en relación a los temas. PEPA puede emitir su interpretación, reservas, dudas u opinión sobre cualquier evento, hecho histórico, tema humanístico (esos particularmente le gustan mucho) o noticia de actualidad en cualquier parte del mundo.

Pienso que si les cuento algunas cosillas que le gustan tal vez podamos tener una pista de por dónde irán sus columnas. PEPA lee la versión electrónica de periódicos de diferentes países. Es puertorriqueña, pero particularmente examina el diario El País con la fidelidad de un exiliado. Y cuando le da con lo de española, ¡joder! Que hasta dice las tres o cuatro palabras que se conoce. Es generosa, le cuesta decir que no (tiene dudas de si esto es virtud o defecto), admira las mujeres emprendedoras, a la gente con pocos complejos, le gustan los machos altos y los buenos escritores.

¿Y qué hago yo de escribana de PEPA?, se podrán preguntar. Pues, le debo gran parte de mi formación. Me atrevería a decir que la parte que me marcó la vida, la que más me disfruté. Cuando me fui a estudiar en la Fundación José Ortega y Gassett en Toledo, España. Iba llena de interrogantes, no tenía idea de lo que me esperaba. Nunca me había montado en un avión y, ¡el primer viaje que doy fue ruta San Juan – Madrid! Llevaba poco dinero. El resultado de la venta de unos pasteles que hizo mi madre y la ganancia de la venta de mi mascota.

Se vendió tres veces. La primera a mi tío mayor. Cuando supo para qué necesitaba el dinero, me regaló el monto y me devolvió la mascota. La segunda fue a un primo, quien se sintió presionado a realizar el mismo gesto solidario. Para la tercera, yo ya estaba en España y me llegaron otros cincuenta dólares, cuando el cambio era en pesetas y más los necesitaba.

Ahora ella vive en una finca enorme, la vida le ha dado algunos golpes que le han lacerado los cuernos, pero sigue tan optimista y creyente en la bondad y en el amor como siempre.

Esa es PEPA, mi antigua mascota, una cabra. Este blog será su interpretación del mundo, de la vida, del ser y cualquier otra cosa que se le ocurra a ella.